De adolescente solía callar mis temores y dudas.
Para mi tranquilidad los años han ido desnutriendolos; bueno, eso quisiera creermelo también - me refiero a si te da tranquilidad hablar de tus miedos y que sepan que eres cobarde- ;y siendo consciente que cuanto más conozca más temores también conoceré, solo me queda mirarlos como a gigantes de largos brazos, sí, al mismo estilo del Quijote, pero con sobredosis, para destruírlos y junto con ellos dejar en mi mente espacio para Dulcinea que apellida Tranquilidad...
Y al menos podré destruirlos,,, solo espero "que aquel sabio Frestón" no convierta "estos gigantes en molinos para quitarme la gloria de su vencimiento".
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